Dani

Me encanto el texto Siempre quise viajar al centro; ya que creo no debe haber persona que en su infancia no haya tenido el interrogante de cual es el centro de la Tierra. ¿Y quien no ha pasado hs y hs cavando?, teniendo la ilusoria idea que en la próxima palada encontraría algo más que tierra cada vez más dura, “Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer”. 
  Cuando uno es un niño suele imaginarse miles de teorías alocadas y fantasear sobre ellas, claro que en ese momento para nuestras jóvenes e inexperimentadas mentes meditar sobre los posibles descubrimientos nos resulta fascinante, como la mayoría de las cosas a esa edad.
  Luego crecemos, nos hacemos adultos, y comprendemos que muchas de las cosas que pensábamos eran parte de nuestra inocencia, de la falta de experiencia, que nos encontrábamos dentro de un mundo fantástico. Y ya tenemos una respuesta concreta para responder sobre que es el centro, podemos explicarlo y fundamentarlo de diversas formas. Obvio que la respuesta depende de cada tipo de hombre. Creo que solo aquel que conserva un poco de niño es capaz de concluir como en el texto que  el centro de la Tierra no es uno, ni está formado por nada geológico, sino que son las personas importantes para nosotros, esas que nos han “domesticado” y las concebimos como únicas entre tantas.